sábado, 17 de enero de 2015

De toda la baraja, tuviste que elegir el As de Corazones.

De todos los juegos posibles, elegimos jugar al que puedes apuntar con un dardo envenenado al corazón de la otra persona. Sin saber las reglas, sin que nadie nos enseñe cómo amar sin salir lastimados... Lanzamos los dados, esperando la mejor puntuación; con ingenua ilusión, levantamos la carta que creemos que nos llevará a la victoria. Los humanos tendemos por naturaleza a buscar a nuestro complementario, de la misma manera en la que, a nivel molecular, la timina se complementa con la adenina, la guanina con la citosina... De la misma manera que el día tiene a la noche, el Sol tiene a la Luna... Las personas buscamos sin cesar a ese complementario que ha de calmar nuestro sufrimiento, que ha de acompañarnos cada día... O, al menos, eso es lo que pensamos. El amor, ¿por qué se le representa tanto con una rosa? ¿No será por su belleza y por las espinas que nos clavamos cuando tratamos de alcanzarla?

¿Acaso no sabes que amar a alguien es darle la posibilidad de destruirte?

Los humanos nos arrojamos al dolor. Aferramos esa rosa traicionera y nos clavamos todas sus espinas habidas y por haber. Derramamos nuestras lágrimas, pero seguimos sin querer soltar la codiciada flor. Aunque destrocemos nuestras manos aferrándonos a ese tallo maldito que solo provoca dolor, queremos seguir alcanzando los suaves y delicados pétalos teñidos de rojo. Conocemos el juego, conocemos los riesgos, pero creemos que, por alguna fuerza superior, conseguiremos salir ilesos. Buscamos sin cesar esa cálida mano de la que sujetarnos y de la cual caminar; buscamos esos hombros donde apoyar nuestra mejilla y descansar. Buscamos una mirada entre toda la multitud, una sola que sea capaz de ver más allá de las máscaras que cada uno ostentamos. 

Si realmente somos seres dotados de razón, si realmente estamos capacitados para distinguir lo que nos hace daño que lo que no... ¿Por qué no podemos vivir sin ese dulce dolor?

~Welcome to the love game~
''I need your love. 
I’m a broken rose. 
Oh baby, help me from frozen pain... 
With your smile, your eyes... and sing me, just for me.''

lunes, 12 de enero de 2015

Hoy tengo una extraña sensación de irrealidad. Es como si me rodease una especie de burbuja, como si todo lo que percibiese pasase antes por un filtro que lo distorsionase. Las preocupaciones me acaparan de tal manera que me separan del resto del mundo, colocando un muro entre lo que hay afuera y mi mente. Los pasos que doy no parecen conducir a ninguna parte; las palabras que escucho no me dicen nada. Siento que hoy existo, pero no vivo. Hoy las esperanzas parecen lejanas, difusas, como un sueño de la noche anterior que se va desvaneciendo poco a poco; las ilusiones, más de lo mismo. Hoy sigo luchando, con sangre, sudor y tinta, pero me falta algo esencial: el alma. Y es que ella se rebela contra la monotonía, se niega a aceptar las injusticias, está harta del conformismo, del estrés; pero sabe que hay que seguir luchando. Y tan solo quiere las fuerzas necesarias para ello. 

Hoy el Sol se ha cubierto de nubes bajas y livianas, sin presagiar lluvia, pero tiñendo la vista de un tono melancólico, triste. Gris. 

Supongo que hoy es uno de esos días en los que se suele decir que ''nos hemos levantado con el pie izquierdo''.