martes, 23 de diciembre de 2014

Salón del manga de Torremolinos {2014}

Ya, mis entradas no suelen ser de este tipo, pero me hace ilusión contar mi experiencia en el salón de Torremolinos de este año (?)

¡Cómo me voy a perder un salón mientras esté de vacaciones! Ultimados los últimos detalles del cosplay, ya estábamos rumbo al Palacio de Congresos de Torremolinos. Nada más entrar ya nos esperaba una exposición sobre la Segunda Guerra Mundial en la primera planta y, en la segunda, todo nuestro mundo asiático. En un ambiente agradable y con muy buen rollo, no faltaron las actuaciones y mucha más gente de la que esperaba llevaron cosplays dignos de ver ♥
Compré las cosillas de las que he dejado las fotos. El chibi de Luka Megurine me encantó (aunque en la foto se ve algo raro (?). Me costó 5 euros, y eso que en otro de los puestos me querían cobrar 8 por él o-ó (recomendación: siempre comparar los precios antes de comprar algo). Los portaminas de la segunda foto son una monería que me salió a un euro cada uno. Dos son para regalo, pero el rosa es mío♥ Y por último el collar con el símbolo de Vampire Knight, que ya llevaba tiempo buscándolo º(*-*)º 




viernes, 12 de diciembre de 2014

Si él trébol se llama así por tener tres hojas, entonces, ¿los que tienen cuatro cómo se llaman?

''Me daba por mirar aquí y allá. No sé. Me gustaba ir mirando hacia el césped que rodeaba un edificio por el que tenía que pasar siempre. Los tréboles de su césped tenían un verde intenso, que se teñía de reflejos dorados a la hora por la que iba por ese camino. Me daba por quedarme mirando los tréboles que crecían salvajes por los alrededores de la facultad. Me quedaba mirando los que encontraba por los diferentes sitios por los que andaba. Me gustaba quedarme mirando los que crecían, con verdaderas ansias de sobrevivir, en la esquina de tu edificio, mientras tú abrías o no. Siempre que podía detenerme, contaba las hojas de los que encontraba. 

No sé. Es que nunca sabes dónde puedes encontrar la suerte. Igual estás tan cegado por el resplandor de la luz que no puedes verla; está tan inmersa en la multitud que es indistinguible; tal vez, simplemente esté a la vuelta de la esquina, como los tréboles de tu edificio. Simplemente, puede estar esperando por el camino que siempre andas, esperando a que tropieces con ella.''

lunes, 24 de noviembre de 2014

Mangafest 2014: Historia de una "ingenua" estafa.

Supongo que la mayoría de nosotros ya estamos enterados de lo que ocurrió en el pasado Mangafest de Sevilla, ¿no? Bueno, me gustaría hacer un pequeño análisis de lo que su página oficial de Facebook publicó. Comencemos:

Para evitar confusiones por datos extendidos en la red, nos gustaría confirmar que en ningún caso se han vendido más entradas de las establecidas por el aforo del evento. 

¿Perdona? Me gustaría saber cómo es posible vender más entradas si hay un aforo fijo que no se debería superar. Me gustaría saber cómo, si realmente no se vendieron más entradas de las debidas, cómo es que personas con entradas para ese día se quedaron fuera porque no cabían. Seré mala en matemáticas, pero de imbécil no tengo un pelo. Os contradecís vosotros solitos.

El equipo de Mangafest decidió cerrar la venta de entradas en taquilla tras comprobar que el aforo disponible en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (FIBES) estaba completo.
Ante esta situación, algunos visitantes que no habían podido comprar la entrada tras el cierre de taquilla decidieron acudir a la puerta principal en busca de información.
En este instante, ante el bloqueo de todas las entradas y salidas, y velando siempre por la seguridad de los visitantes, el equipo de Mangafest decidió dar parte a la Policía.
Durante este tiempo, y por bloqueo establecido por las fuerzas de seguridad, visitantes con entrada adquirida que llegaban al evento o que estaban en el exterior, no pudieron volver a acceder.


Primero, incumplieron con lo que estaba establecido en su programación: las taquillas estarían abiertas son interrupción desde las 9 de la mañana hasta las 8 y media de la noche. Por otro lado, muestran una falta de previsión al decir que ''comprobaron que el aforo estaba completo''. ¿Es que acaso no lo sabían ya con la cantidad de entradas vendidas por internet? ¿Cómo se explica que personas que entraron por la mañana, cuando salieron al medio día a comer o a ir al baño, ya que las condiciones higiénicas de los que allí había dejaban mucho que desear, no pudiesen entrar de nuevo, aunque ya estuviese el aforo completo contando con ellos? Y no, las personas que tenían entrada adquirida con anterioridad no es que no pudiesen entrar por las fuerzas de seguridad, no pudieron entrar porque ahí no cabía ni un alfiler.

En todo momento, las actividades del festival siguieron con absoluta normalidad en su interior, sin incidentes y con la total comodidad de los visitantes que estaban disfrutando del evento.

¡Ay, qué gran contradicción! ¿Y nuestros amigos que estaban dentro y nos contaban lo que estaba pasando a través de los teléfonos? Vaya por Dios, resulta que mentían. Qué disgusto. No se tuvo que cambiar el lugar del concurso de cosplays, ningún stand tuvo que cerrar, los baños estaban en perfectas condiciones... 

El equipo de Mangafest lamenta profundamente estos hechos y pide disculpas a los visitantes afectados.

Qué detalle por vuestra parte. Ahora, no solo devolved el dinero de la entrada, sino del transporte, el dinero que cuestan los cosplays, porque no es algo que te encuentres en el mercadillo, devolvednos la ilusión con la que íbamos... Muchos daños, ¿no? Vi a personas en sillas de ruedas, acompañados por sus familiares, esperando la oportunidad para entrar que nunca les llegó. Vi a familias con niños pequeños que ya no sabían qué hacer. Vi a grupos de personas que se habían organizado para participar en el concurso y no se les dejaba ni entrar. Decidme, ¿cómo vais a reparar todo eso?

Hoy domingo aquellos visitantes que con entrada del sábado no pudieron acceder, podrán acudir al festival cambiando las entradas en taquilla hasta completar aforo.

Ah, ¿el domingo no había peligro de que se completase el aforo? ¿Acaso el palacio de congresos se hizo mágicamente más amplio?

Por otra parte, las personas que tras salir no pudieron volver entrar, podrán acceder a partir de las 16.00 según aforo, sin coste y presentando entrada.

Qué menos después de lo que habéis hecho.

Una vez finalizado el evento, aquellos usuarios que no deseen aprovechar esta oportunidad, podrán solicitar la devolución del importe pagado por la entrada. Los pasos para iniciar este procedimiento se indicarán en la web en próximos días.

Me hace gracia ésto en particular. Una persona que se ha desplazado un sábado, tirándose horas y horas de viaje (yo misma me incluyo entre esos casos) y gastándose un pastizal en todo, ¿de verdad pensáis que van a ir allí a reclamar? Las personas que compraron por internet tienen cierta facilidad ahí, pero, ¿y las que no? Lo habéis calculado todo al milímetro, por lo que veo. Sabéis perfectamente que ni la mitad de gente afectada va a volver allí, así que os quedáis tan anchos y tan panchos con los bolsillos llenos.

Gracias por vuestro apoyo.

Gracias a vosotros por la pérdida de todo que nos habéis provocado. Ojalá que no todo quede en la denuncia que os ha puesto FACUA, totalmente merecida, ni en todas las hojas de quejas que estáis recibiendo, sino que la sanción sea muchísimo más dura. Quién sabe, a lo mejor debería ocuparse otra empresa organizadora del salón del manga. Quizás sería mejor. Servidora, junto a más de mil personas más, no piensa daros un duro más para que engordéis vuestras panzas, bolsillos y orgullo.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Inhumano.

El adejetivo inhumano se define así: Que no se considera propio del ser humano por ser demasiado duro o difícil de soportar. Que no tiene o tiene muy poca capacidad de sentir afecto, comprensión y solidaridad hacia las demás personas, ni siquiera cuando sufren.
¿En serio se acepta esta definición? ¿No es, acaso, más característico de los seres humanos el no pensar en nada más que en ellos mismos? ¿No es, acaso, más propio de los humanos el destruir todo lo que encuentra a su paso? Por mi parte, haría una pequeña modificación en todos los diccionarios, colocando esa misma definición para el adjetivo humano. ¿No parece que encaja todo mejor?

Ahora, centrándome en el tema que quería tratar (siento mucho la tardanza, he tenido una serie de compromisos por los que he tenido que ir atrasando la publicación), me gustaría hablar sobre algo tan inhumano como el abandono de animales. "¡Hey, ya han llegado las vacaciones! ¡Vámonos de viaje! ¿Pero, qué hacemos con el perro? Pfff..."

Las fotografías que aquí adjunto fueron tomadas por mí misma el domingo 21 de septiembre de este mismo año, sobre las 18:00, en el Complejo Paraíso, cerca de Moraleda de Zafayona, en la autovía A92. No soy experta en perros, así que no puedo entrar en -lo que serían para mí- complejidades sobre qué raza se trata, etc etc. Lo que sí puedo afirmar por lo que yo misma vi es que se trata de un animal que ha tenido una vida doméstica, tanto por el pelaje, el cual tiempo atrás quizás lucía más cuidado, como por su tendencia a tratar de acercarse a mí cuando estaba tomando las fotografías. Un animal completamente salvaje no se trataría de acercar tantas veces a un ser humano con tanta sumisión. Junto a él había otro más, del tamaño más o menos de un galgo, pero no sabría concretar la raza. De él no pude tomar ninguna buena fotografía ya que no paraba quieto, y la cámara del móvil como que no da para más.



Este pequeñín siempre iba siguiendo los pasos del más grande, quien se encargaba, ya que su tamaño se lo permitía, se rebuscar en la basura. Creo que se ve con bastante claridad que el perro está comiendo de una caja de cartón en la segunda foto. No, no pensemos que se trata de un alma benevolente que se ha preocupado de dejarles algo, no; esa caja la sacó el más grande y, cuando él terminó con lo que vio oportuno, se la dejó a su compañero. Me hubiese gustado haber grabado un vídeo para que se pudiera apreciar bien el comportamiento de ambos, pero ante la sorpresa del momento y que no tenía demasiado tiempo, no pude hacerlo.

Lo único que puedo hacer en mi posición es denunciar esta situación, y es lo que pienso seguir haciendo. ¿Acaso ésto no es humano? Perdón, ¿acaso ésto no es inhumano? Que yo sepa, los únicos seres capaces de abandonar a otro ser vivo de esta manera tan vil como es la de dejar a un pobre animal en la carretera para que muera atropellado, somos nosotros, los humanos. ¿Que en vacaciones queréis iros de vacaciones pero no tenéis quien os cuide a vuestras mascotas? Pues no tengáis mascotas. ¿Que no tenéis presupuesto para mantenerlas? No las tengáis. Para tener a un animal en malas condiciones y luego abandonarlo, mejor quedaos quietecitos. ¿Que el "peque" de la casa quiere un perrito porque si no, le dan berrinches? Pues que llore, que llore todo lo que quiera, si eso libera estrés. Si sabéis que no podréis darle una vida digna a otro ser vivo, no aceptéis la responsabilidad de cuidarlo. Y sí, es una responsabilidad. Es una vida que está en vuestras manos y vosotros la dejáis a la deriva. Es una vida que tratáis como si fuese basura, como si fuese -perdonad la expresión- una mierda y, vuelvo a pedir perdón, mierda es de lo que están llenas las almas de los que son capaces de ésto.


Síndrome X Frágil


¡Buenas!♥ Hoy voy a cambiar un poco de la temática de siempre, ya que tengo un poco de información importante. He decidido escribir esta entrada al ver el gran desconocimiento sobre el síndrome que enuncia la entrada, el Síndrome X Frágil.

La historia comenzó hace un par de semanas cuando me puse a mirar -como buena cotilla que soy- el tablón de anuncios y donde ponen todos los folletos en mi facultad. Muchas veces estoy curioseando por ahí, hay que admitirlo. En fin, mientras curioseaba entre los folletos en busca de una academia de inglés para sacarme el maldito B1 (tengo el nivel pero no el certificado, y lo necesito sí o sí), encontré un folleto que mencionaba ese síndrome. Lo cogí y seguí mirando por el estante, pero parecía que no había ninguno más. Me lo llevé y, cuando terminé de estudiar por la noche, me puse a ojearlo. Me resultó un poco extraño porque era la primera vez que escuchaba sobre ese nombre, además de que los síntomas que describía parecían los de cualquier problema genético que cause un poco de retraso mental. Me fié un poco más al ver que venía desde el hospital Carlos Haya, ya que se me había pasado por la cabeza hasta el que fuese una broma de mal gusto y que dicho síndrome no existiese. Le pregunté a varias personas, incluso un profesor, pero nadie había escuchado hablar sobre él, así que me puse a investigar por mi cuenta.

Resulta que el Síndrome X Frágil, también conocido como síndrome de Martin-Bell, es un trastorno hereditario que ocasiona retraso mental, pudiendo ser éste desde moderado a grave, y siendo la segunda causa genética del mismo, sólo superada por el síndrome de Down.

¿Cómo se puede desconocer algo tan importante? ¿Cómo se ha permitido tal nivel de desinformación?


Aquí dejaré las características descritas en el panfleto, los ragos clínicos y cuándo se debería realizar el diagnóstico genético molecular:

Características:
-Es la discapacidad psíquica familiar más frecuente.
-Existe un individuo varón afectado por cada 2500, y una mujer cada 4000.
-La frecuencia de portadores sanos es la población general es 1 en 238 mujeres y uno en 1000 varones.
-Esta patología está ligada al cromosoma X.
-Presenta anticipación, lo que indica que aparecen síntomas más graves en generaciones posteriores.

Rasgos clínicos:
-Varones: Discapacidad psíquica hereditaria. Hiperactividad en la infancia. Orejas grandes, alargadas y prominentes. Cara alargada y mandíbula grande. Testículos aumentados de tamaño. Falta de lenguaje o muy repetitivo. Trastorno autista.
-Mujeres: Trastornos de aprendizaje y conducta. Retraso mental leve. Antecedentes familiares.

Se recomienda realizar el diagnóstico genético molecular cuando:
-Existan antecedentes familiares de retraso mental.
-Se observa retraso mental de causa desconocida.
-Aparecen rasgos clínicos del síndrome.
-Se observa fragilidad cromosómica en Xq27-28.


¡Muchísimas gracias por leer! Espero que gracias a este artículo se pueda hacer más conocida esta enfermedad tan común como poco oída (¿ironía?). Le doy las gracias a la fundación IMABIS y al hospital universitario Carlos Haya por la información. Espero que sirva para ayudar al mayor número de personas posibles.

martes, 9 de septiembre de 2014

F.A.Q. (Frequently Asked Questions)

~Datos personales~
Como ya hay algunas preguntas bastante repetidas, ahí tenéis un F.A.Q.

¿Nombre?: Por aquí soy Norlein o Lauu.

¿Apellidos?: Nosferatu. ¿Hacía falta preguntar eso en serio?

¿Edad?: ¿P-Pedobear...? ¿Eres tú?

¿De dónde eres?: De un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme. Hablo en serio.

¿Vida sentimental?: Tonight all the monsters gonna daaaancee ♫

¿Estudias o trabajas?: Me pagan por cazar subnormales, vampiros que brillan a la luz de sol en vez de quemarse y hombres-lobo depilados.

Aclaración muy importante: nunca hablaré sobre mi vida privada ni daré datos personales míos, como creo haber dado a entender en esta primera parte del F.A.Q.

~Gustos~

¿Qué música te gusta?: No tengo bandas ni género predilecto, y mucho menos ídolos. Me gustan las canciones por separado, si también es verdad que a veces ocurre que de un grupo (o cantante) me gusten bastantes de sus canciones. Eso me pasa con Michael Jackson, Taylor Swift (aunque me gustaban más las canciones de sus tres primeros álbumes), Metallica, Slipknot, Nightwish... También soy bastante aficionada a las bandas sonoras tanto de películas, series y animes. Tampoco descarto música medieval o clásica, preferentemente de orquesta.
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/116835396735
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/115452254335
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/117809850751
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/115175242367
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/118743969151
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/119071386239

¿Te gusta leer? ¿Sobre qué?: Me encanta la literatura, además de que también me gusta bastante escribir. Mis géneros favoritos son la fantasía, la crítica social, el misterio y el terror. Aquí algunos links referentes a la lectura: 
http://ask.fm/LauuScarlet/answer/115141797759

¿Películas favoritas?: Tengo muchas que podría mencionar, pero como no puedo recordarlas todas ahora, gracias a mi memoria de pez, destacaré Shutter Island, The Ring y Mamma Mía.

¿Aficiones?: Aquí está algo resumido, ya que si empezara a enumerar no acabaría nunca:  http://ask.fm/LauuScarlet/answer/115933587327 Me gustan mucho las manualidades, constantemente estoy buscando nuevas ideas para hacer algo nuevo. También me gusta la edición y el diseño de imágenes. Y, cómo no, me encanta hacer cosplay

¿Eres otaku?: Sí y no. Podría decirse que sí si nos referimos a que me gusta el mundo del manga y el anime; diré que no si os referís a la obsesión que se está generando últimamente con este tema y su uso excesivo. Me considero una amante de la cultura oriental, tal y como digo en esta respuesta: http://ask.fm/LauuScarlet/answer/115059687039

~Otros datos~


¿De dónde proviene ''Nosferatu Norlein''?: Aquí lo explico con todo detalle: http://ask.fm/LauuScarlet/answer/114612260735

¿Qué significa ''Nosferatu''?: Hace unos cuantos meses respondí a esa pregunta. Aquí adjunto el link: http://ask.fm/LauuScarlet/answer/112445820287

Lo que hay en tu blog, ¿lo escribes tú?: Todo lo que hay en mi blog está escrito por mí, a no ser que sea una cita (en el caso de que lo sea lo indicaré) o alguna referencia histórica, aunque en ese caso sí podría detenerme a redactarlo yo. Pero hablando sobre una entrada normal o un relato, está todo escrito por mí. No me gusta un pelo el plagio. El encabezado también lo he hecho yo para que combinase con el blog, aunque, claramente, el dibujo no es mío, sino de una ilustradora japonesa.

¿Eres la de la foto de perfil?: La misma. Aquí una pregunta en la que lo respondo:  http://ask.fm/LauuScarlet/answer/115612432767

¿Puedes poner una foto tuya?: No voy a ir regalando fotos mías por internet para que al final acaben en cualquier lado colgadas. Sé que ya con ésto del Facebook y de Twitter y todas esas redes sociales habrá un montón de fotos por ahí en las que aparezca seguramente, pero no pienso añadir más a la mezcla. Si alguna vez subo alguna, seguramente no salga con la cara totalmente visible o saldré acompañada por otra persona.

¿Podrías describirte?: Tengo varias preguntas respondidas describiéndome tanto física como mentalmente, a veces variando de contexto. Aquí dejo algunas:

¿Qué cosas no te gustan?: Hice una lista de 50 cosas que no me gustan, así que la dejaré por aquí sin añadir nada más. Si lo contase todo, Ask perdería la gracia (?).

~A tener en cuenta~

Nada de spam. Estáis avisados, luego no os quejéis si soy borde.

No hago intercambio de MG's ni de nada. 

¡Muchísimas gracias por tomaros la molestia de leer el F.A.Q.!


lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Sabéis esas veces que os preguntáis que por qué las cosas son como son? ¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué a algunos les sale bien la jugada y luego a nosotros no? ¿Será falta nuestra? ¿Será la suerte? Pero, si es así... ¿qué es la suerte? ¿En qué se basa para designarnos a cada uno un destino? ¿Y quién va marcando nuestro destino? ¿Ya está escrito o está en nuestras manos el forjarlo? ¿Dependemos de las manos de la cruel diosa Fortuna, para que haga girar su rueda a favor o en contra nuestra? ¿Por qué unos sí y otros no?

La suerte, algo que por mucho que les cueste a los matemáticos asimilarlo, está fuera de todo pronóstico y de todo cálculo. Puedes calcular las probabilidades con las que puede ocurrir un suceso, puedes decir qué tanto por ciento hay para cada opción... Pero, ¿acaso no puede ocurrir algo inesperado que cambie todos los parámetros? Lo mejor que se me da de matemáticas es la estadística y la probabilidad. Y muchas veces me he preguntado ante el típico problema del dado de seis caras... ¿nadie cuenta con que alguien puede tirarlo, cogerlo en un arrebato? ¿Nadie podría pensar de que otra persona lo pudiese haber trucado? ¿Y por qué lo haría esa persona? Entonces, estaríamos haciendo una lista de cálculos inservibles, pues sabemos las variables que puede haber en una tirada simplemente, pero no sabemos las condiciones que la rodearán. Podemos hacer una predicción del tiempo, pero nadie asegura de que se mantenga como se prevé. Nadie asegura que, por seguir los mismos pasos que ha dado otra persona, tú consigas lo mismo. La suerte, ese concepto que oscila tanto que llega a marearte, es la cruel juez que decide si tus pasos se posarán sobre tierra firme o se hundirán en el fango, independientemente de tus buenas o malas intenciones.

miércoles, 23 de julio de 2014

En respuesta a Desi - 2.0

Pautas del relato: Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, y su aliento acarició mi piel desnuda. ¿Como ha podido enamorare tan locamente? Recuerdo el primer día [Completa] y esa terrible bestia me miraba con sus ojos endemoniados, y sentí que todo iba a terminar. Finalmente, mi alma escapó de mi cuerpo en un suspiro‎.

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Recuerdo el primer día como si fuera ayer. Las miradas de ambos se cruzaron en un eterno segundo, afianzando el lazo que se había ido tejiendo lentamente durante días y días de incertidumbre, de sombras desconocidas y de sentir el vello de punta al notar una presencia rondar mi espalda. ¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros? Eran preguntas que pasaban constantemente por mi cabeza, que hacían que sintiese una extraña congoja en el corazón, acompañada por una entrañable alegría. Jamás podré olvidar aquel día, el primero en el que por fin pude mirarlo a los ojos. Era otro de esos días en los que decidía perderme por las afueras del pueblo e irme a observar cómo corría el agua del pequeño río que abastecía a la población de la zona. Me había sentado en la orilla, observando con la mirada pedida las leves ondulaciones que se producían en la cristalina superficie del agua, cuando sentí la maleza removerse de manera sigilosa a mis espaldas. Llevaba días sintiendo que algo me seguía, que un par de ojos estaban pendientes de mis movimientos, que las sombras se movían cuando yo pasaba; mi familia me había tomado por loca cuando se lo comenté las primeras veces. Algunos, los más supersticiosos, se asustaron. La bestia había aterrorizado aquellas tierras desde tiempos inmemoriables, y temían por mi corta existencia como mortal. Pero a mí me daba igual. ¿Por qué le tenía que tener miedo? ¿Me había hecho algo? Sabía que era él; un humano jamás podría hacer que sintiese aquel extraño escalofrío por mi piel, ni podría despertar tal fascinación, ni podría esconderse de aquella manera... Sabía que era él, y eso hacía que la sensación de peligro inminente me atrajese como un imán. 

Recuerdo perfectamente aquel momento. Tras el tronco de uno de los numerosos árboles, una silueta alta e imponente se alzó, clavando sus ojos de color carmesí en los míos del color del musgo. Él no dijo nada, y no hacía falta que se presentara. Aun sentada como estaba, me volví con naturalidad hacia él, esperando a que se acercase y, si quería, que se sentase a mi lado. Y, finalmente, lo hizo. Como si fuésemos iguales, como si nos conociéramos de toda la vida. Cuando su alta silueta dejó caer su peso al lado mía, cuando sus ojos volvieron a clavarse en los míos, cuando pude apreciar con nitidez cómo la brisa removía suavemente los mechones de cabello azabache que le caían sobre la frente... Cuando el ser que tanto me había intrigado aquellos días decidió actuar tan al contrario de lo que su naturaleza debería dictarse, entonces, hablé. Una sonrisa surcó mi rostro mientras lo observaba mirarme sin saber qué hacer. ¿No se supone que la doncella es quien debe mostrarse nerviosa? Pero... aquello fue tan extraño, tan mágico... No, no podía sentirme cohibida. No con alguien que parecía poder entenderme mejor que todas aquellas personas que me conocían desde que era pequeña. No con alguien que parecía sentirse tan completamente solo como yo. Y así pasaron más días y días en los que ya no me iba al bosque a quedarme sola, sino a reunirme con aquel que me hacía sentirme verdaderamente acompañada. Si las primeras veces tan solo nos habíamos limitado a hablar, a caminar juntos, a preguntarnos mutuamente todas nuestras incertidumbres como si fuéramos dos niños curiosos... Los demás días, muchos momentos se habían resumido en mi cabeza apoyada en su hombro y sus brazos rodeándome, mientras ambos observábamos cómo el agua del río seguía corriendo alegremente. Y todo había seguido así, de aquella manera cómplice y feliz, hasta que me propuso abandonar mi vida tal y como la conocía e irme con él, a aquel castillo que se alzaba sobre el pueblo derramando sobre él su inmensa sombra. Claro está que mi respuesta fue afirmativa.

Y, ahora, me debatía entre la vida y la muerte. Un debate que sería corto, pues una humana no podía recuperarse fácilmente de un flechazo en el estómago. Había cerrado las puertas del castillo justo a tiempo para que los aldeanos no pudiesen pasar, pero una de las flechas que lanzaron me alcanzó de lleno. Con un último esfuerzo, cerré completamente las dos enormes puertas, para seguidamente volverme y encontrarme con aquellos ojos rojos llenos de desesperación. ¿Por qué la felicidad dura tan poco? Las semanas que había pasado con él en aquel refugio, en aquel castillo que, por mucho que a los demás les pareciese nada más que la guarida de un monstruo, para mí era un paraíso en tierra. Todo había sido tan maravilloso que ahora debía pagar el precio que se me había fijado por sentir aquella felicidad. Sentí cómo sus brazos me rodeaban y acompañaban mi descenso hacia el suelo, pues a causa del dolor y de la pérdida de sangre no podía seguir manteniéndome en pie. Lo veía negar con la cabeza, posar una de sus manos sobre la herida y sujetarme fuertemente con la otra. Negaba una y otra vez. ''Esto no es verdad, no puede estar pasando...'' Y yo negaba a su vez, con una leve sonrisa en los labios. Alcé mi mano hacia su rostro para hacerle que me mirase a los ojos.
-Está bien...

Parecía ser que los aldeanos se habían tomado mi repentina desaparición como un secuestro, y habían decidido asaltar el castillo para acabar con el terror que había angustiado sus peores pesadillas desde hacía innumerables generaciones. Es verdad que aquel hombre que ahora me sujetaba y trataba de preservarme con vida había sido un asesino sin escrúpulos tiempo atrás; es verdad que había calmado su sed de sangre con cada persona que se acercaba lo suficiente. Había querido apaciguar la rabia y la impotencia que sentía por dentro de aquella manera. Había querido calmar su sofocado corazón, ahogado en la soledad, tratando de hacer que los demás sintiesen la misma angustia que él. Pero, yendo contra todo pronóstico, se había cansado de tratar de hacer pagar a los demás por su maldición. Y entonces fue cuando comenzó a mirar a los humanos de otra manera... sin darse cuenta de que no se trataban de víctimas precisamente, sino de las peores bestias que habían existido jamás. No había vuelto a morder a ningún humano, ni siquiera a mí. Yo se lo había pedido; se lo había suplicado para poder estar juntos siempre, pero él no quiso. No quiso que cargase también con su maldición. Quería que preservara la luz que representaba para él, quería que mantuviese la calidez de mi piel, el latir de mi corazón... Me había mantenido tal y como me sacó de mi soledad. Seguía siendo una doncella humana, pura y cálida como él quería.

Y ahora lo veía desmoronarse como los muros exteriores del castillo, asaltado ferozmente por los aldeanos.
-Debía haberte hecho caso... Yo... Si hubiese aceptado el convertirte, si no hubiese sido tan egoísta...
Hablaba agitado, conmocionado, destrozado. Su mano, la misma que había tratado de detener la hemorragia, pasó a posarse sobre mi mejilla, tiñiéndola del color de mi propia sangre. No podía hacer otra cosa que mirar hacia sus ojos, los mismo que evocaban los recuerdos más valiosos de mi vida, mientras acariciaba su pelo con las fuerzas que aun mantenía. Las voces de los aldeanos se escuchaban desde allí, pidiendo a gritos la muerte de ambos monstruos: tanto el vampiro como la humana traidora, la cual había renunciado a su humanidad para transformarse en otra bestia. ¿Eso pensaban?

¿No se daban cuenta de quiénes eran realmente las bestias?

Sentí un dolor más agudo del que ya sentía y la sangre comenzó a salirse de entre mis labios. No me quedaba mucho tiempo.
-Debes irte.
-¿Piensas que te voy a dejar aquí tirada?
Una sonrisa triste surcó mi rostro.
-Entonces, ¿qué harás? ¿Te dejarás matar por ellos? Sabías que algún día tendría que morir... deberías saberlo ya... Después de todo, soy mortal.
Una caricia de su dedo pulgar sobre mi mejilla limpió una lágrima que acababa de caer.
-Lo sabía... y, ese mismo día, yo me iría contigo.
Alcé los párpados, horrorizada ante sus planes. Negué con la cabeza vehementemente, negándome a aceptar aquella decisión. Él no debía morir.
-¿Sabes lo infeliz que me harías si hicieras eso?
Un brillo dubitativo surcó sus ojos carmesíes. Y una idea, una posible esperanza para que él pudiese escapar, surcó mi mente. Como vampiro que era, necesitaba alimentarse de sangre con cierta regularidad, pero en los últimos tiempos había cambiado la sangre humana por la del ganado que atacaba. No estaba en su mejor condición.
-¿Sabes? Tengo una idea para que estemos los dos juntos... siempre...
Apreté un poco el abrazo, obligándolo a que sus labios rozasen mi mejilla al pasar y llegasen hasta la altura de mi cuello. Noté que él negaba con la cabeza, que no quería aceptar aquello. Los momentos siguientes fueron confusos y asfixiantes, pero no había más remedio. Ya le había dejado claro que no le perdonaría nunca si no vivía.

Recuerdo el primer día como si fuese ayer. Recuerdo las primeras caricias, los primeros abrazos. Todos esos recuerdos aparecían en mi mente mientras sus ojos brillaban, sedientos. Miré hacia arriba, hacia el techo que nos había cobijado durante aquel maravilloso, pero corto, periodo de tiempo. Sentí sus afilados colmillos clavarse, atravesando sin compasión la fina piel de mi cuerpo. Su gélido aliento sobre la desnuda piel de mi cuello. Sentí un hilo de sangre correr desde la mordedura. Sonreí levemente, ¿cuándo me había enamorado tan locamente? Tenía que acabar conmigo rápido y aprovechar toda la sangre que pudiese, ya que mucha se escapaba rápidamente de mi cuerpo por la herida que había abierto la flecha. Se acababa. Sentía que mi alma quería huir de mi cuerpo. Le hice alzar el mentón, interrumpiéndole en su tarea que alimentarse para poder huir de allí. No fue necesario que le dijese nada. El sabor de sus labios estaba mezclado con el de mi propia sangre y con el de las lágrimas de ambos. Y, para cuando ambas bocas se separaron, mis labios ya estaban más fríos que los suyos. Mi alma había escapado de mi cuerpo en un último suspiro.

Rato después, lo único que había en aquel lugar era mi cuerpo tirado en el suelo, frío, inerte. Muerto. Los gritos se seguían escuchando desde el exterior, y un desagradable crujido seguido de un sordo golpe indicó que las puertas habían sucumbido a los golpes incesantes de los aldeanos. Cuando llegaron a la estancia, se arremolinaron todos alrededor de mi cuerpo. Los que iban en cabeza eran los hombres, seguidos de las mujeres y algunos niños.
-¡Ha caído! ¡Uno de los monstruos ha caído!
-¡Solo queda uno!
Uno de los hombres se adelantó.
-Pero no se ha convertido en cenizas, ¡eso es que no está muerta!
Sin piedad, clavó la estaca que llevaba en la mano en mi pecho, hudiéndola con saña. Algunas mujeres, las cuales me habían conocido desde que era pequeña, apartaron la vista. Muchas pidieron que parara, pero el hombre no las escuchaba.
-¿Por qué sigues aquí? ¡Maldito vampiro!
Una de las mujeres, una antigua vecina, se adelantó y tiró del hombre.
-¡Para!... ¡PARA! ¿No lo veis acaso? ¿No os dais cuenta?... Ella no era un vampiro.
El hombre sacó la estaca y miró con los ojos desorbitados mi cuerpo inerte, horrorizado por su error. Pero, ¡era imposible! ¿Cómo podía haber vivido con un ser de la noche y seguir manteniendo mi naturaleza? Esas cuestiones se paseaban por la mente de todos, mientras que las heridas de mi pecho y mi estómago eran simples agujeros en mi cuerpo, pues ya no había más sangre para derramar.

Y mientras el pueblo, confuso y desolado, levantaba el cadáver de una humana que habían matado ellos mismos, otra alma perdida y desolada huía en la oscuridad lo más lejos que podía. La sangre aun teñía su rostro y sus manos. Su negro cabello se revolvía al viento, el cual secaba unas lágrimas que seguirían derramándose... pero que no era capaz de parar la sangre que salía de su corazón. Su alma había vuelto a caer en la oscura soledad.

Siguió adelante, ya que lo único que lo impulsaba a continuar eran las palabras que había escuchado de los únicos labios que habían sabido darle el calor que nunca había tenido. Siguió desplazándose siempre a escondidas de cualquier mirada furtiva.

Siempre moviéndose en las sombras. Siempre lejos, muy lejos.

Siempre solo.

viernes, 18 de julio de 2014

En respuesta a Desi.

Pautas del relato: Estás una carretera alejada de la ciudad en mitad de la noche, te has perdido. Ves a lo lejos una figura humana, a la luz de una pequeña casa. Te acercas para pedir indicaciones y buceando abres la puerta te encuentras a esa persona ahorcada, y en la pared "Serás el siguiente" [Sigue la historia]

Chasqueé la lengua, disgustada. Observé durante unos segundos mi coche antes de propinarle una patada a una de las ruedas delanteras, cabreada. ¿Cómo se me había ocurrido ir por una carretera tan apartada? Ah sí, ya me acuerdo... Había sido para no tener que pagar el peaje de la autopista. Me quedé mirando el coche nuevamente, torciendo levemente la boca en una mueca de disgusto. Maldije por lo bajo y me di la vuelta, dejando a mis espaldas el vehículo. 

Había recibido un aviso por la mañana de estar en la capital al día siguiente, y no valía excusa alguna. Trabajaba como abogada, por el dinero más que por devoción, además de que me encantaba llevarle la contraria a mi oponente. Había nacido para competir, para luchar; había nacido para ganar. Y, de paso, mandaba a la cárcel a unos cuantos malnacidos. No es que fuese un trabajo que me llenase, pero, al menos, me entretenía y me remuneraba de manera considerable. Y, para qué negarlo... me encantaba meter entre rejas a los que se lo habían ganado. El caso es que teníamos un par de complicaciones con el último caso que había llevado, y no tenía más remedio que estar presente. Sin más demora, había cogido el coche y partido hacia la capital. Había tomado una serie de carreteras secundarias una vez hubieron pasado las cuatro de la tarde, ya cansada de estar parando cada unos cuantos kilómetros para pagar el peaje. Y ahora me encontraba de noche, sin gasolina, sin saber dónde estaba y completamente sola. Volví a mirar la pantalla del móvil en busca de cobertura, pero seguía sin tener ni una barra. Me encontraba en mitad de la nada, rodeada de maleza y árboles que parecían querer cogerme con sus ramas a ambos lados de la estrecha carretera. Aun con las luces delanteras del coche encendidas, pues allí no había ni una maldita farola, comencé a andar hacia delante. No debería estar muy lejos de alguna localidad o alguna gasolinera, ¿no? Cada vez quedaban menos espacios naturales, y no creía que aquella zona fuera a ser la excepción. Terriblemente cabreada, metí las manos en los bolsillos para resguardarlas del frío y me subí el cuello de la gabardina, siguiendo el camino que trazaba la olvidada carretera.

No sé cuánto rato estuve caminando. Lo único seguro era mi dolor de pies y el frío que tenía. Miraba hacia todos lados, cansada y comenzando a caer en la desesperación. No había nadie. No había nada. El único cambio que había logrado apreciar era que había menos árboles por aquella zona. 

Y, entonces, lo vi.

Había alguien observando desde no muy lejos, al lado de lo que parecía ser una casa pequeña, ya bastante vieja. Casi lloré de alegría. Caminé todo lo deprisa que pude hacia aquella silueta que se mantenía quieta delante de la puerta, de espaldas a la tenue luz del hogar, por lo que no podía apreciar su rostro.
-¡Disculpe!
Seguí caminando mientras maldecía a aquellos zapatos con varios centímetros de tacón que había elegido llevar aquel día, simplemente por estar algo más arreglada.
-¡Disculpe! Me he quedado sin gasolina y...
Una ráfaga de viento hizo que tuviese que cerrar los ojos durante un instantes. Diablos, se me había metido algo en el ojo. Cuando volví a mirar hacia la casa, el hombre ya no estaba. ¿Se habría metido dentro de la casa? ¡Sería caradura! En cualquier otra situación habría hecho gala de la arrogancia que había desarrollado tras años en aquel trabajo, pero en aquel instante me convenía tragarme el orgullo. Seguí andando hacia la casa y toqué la puerta, la cual se abrió levemente ante el toque de mi mano. ¿Por qué tenía tan mal presentimiento?
-¡Con permiso! ¡Por favor! Me he perdido, y encima mi coche se ha quedado sin gasolina... Tan solo si usted pudiera indicarme el lug...
No pude terminar la frase. Me llevé las dos manos a la boca, ocultando una mueca de absoluto horror. Tras abrir del todo la puerta, me había encontrado con una habitación pequeña y vieja, que bien podría ser toda la casa, pues no parecía que hubiese más puertas. Pero aquello no era lo que más horror me había causado, aunque el diseño de los estropeados muebles bien podía haber hecho que cualquier decorador se desmallase de solo verlos.

El hombre de antes estaba colgado del techo. Se había ahorcado. En la pared, escrito con una letra que denotaba un pulso tembloroso, había una inscripción: ''Serás el siguiente''. Y lo peor de todo era que ahora podía ver claramente la cara del hombre, el cual yacía ahora muerto ante mis ojos. Yo conocía a aquel tipo.

Era el mismo que había conseguido condenar días atrás y por el que ahora había tenido que partir hacia la capital. Pero, ¿qué hacía allí? ¿Había escapado? ¿Por qué todo eso? Me di la vuelta y eché a correr hacia la carretera de nuevo, completamente presa del pánico. ¿Dónde estaba la implacable abogada ahora? ¿Dónde estaba aquella mujer independiente, segura de sí misma, la misma que no dudaba en acusar a su siguiente objetivo? Seguí corriendo hasta que uno de mis pies falló, haciendo que cayese al suelo. Estúpidos tacones. Con un quejido de dolor, me levanté torpemente y seguí avanzando hacia la carretera.

Pero la silueta de aquel hombre, con las marcas de la soga al cuello y la cara morada, se alzaba ante mí.
-Tú...
Grité con toda la fuerza que tenían mis pulmones. Me di la vuelta y corrí hacia el otro lado.
-Fue por tu culpa... ¡Por tu culpa! ¡POR TU CULPA!
-¡¡Déjame!! 
A pesar de que no lo veía, seguía escuchando su voz. Me adentré entre los árboles, me torcí el tobillo varias veces, me rasgué las ropas y me magullé entera. Pero seguía avanzando, con la esperanza de que aquel ser dejara de seguirme.¿Mi culpa? ¡Había sido su culpa! ¡Él había sido acusado de homicidio! ¡Era un maldito asesino, no tenía derecho a culparme de nada!

Otra vez. El rostro de aquel hombre apareció delante mía. Volví a gritar cuando sus brazos quisieron alargarse hacia mí, y corrí en dirección a la carretera. 
-No... no... Aléjate... ¡¡ALÉJATE!!
No podía hacer otra cosa que gritar y correr, sin prestar atención a nada más. Tal vez por eso mismo no escuché el sonido de unas enormes ruedas y el agudo ruido del claxón del camión que se acercaba. Y tal vez por eso mi muerte fue inevitable.
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Al día siguiente, los restos de Miranda Aguiler fueron llevados al tanatorio de la capital. Los datos que se dieron fue que se había perdido por aquella carretera y que, presa de la desesperación, no había logrado ver el camión; y así había ocurrido tan terrible desenlace. Las magulladuras posiblemente se tratasen por haber intentado atravesar varias veces la foresta en busca de alguien.

Los datos del caso que Miranda tenía que seguir llevando y que nunca miró, decían que el acusado, una vez en la cárcel para cumplir una cadena perpetua, se había suicidado usando una soga. Había dejado una nota de despedida, en la que aclaraba que no podía seguir viviendo con la culpa de haber matado a su padre del disgusto. El padre del acusado había muerto un par de días después de la condena de su hijo por un fallo cardiorespiratorio, posiblemente provocado por la excesiva tensión que había estado viviendo. En la nota, el joven acusado se culpaba a sí mismo por haber cometido el error de matar a alguien con tal de conseguir algo de dinero, pero también culpaba de la muerte de su padre -y por consiguiente la suya propia- a los cargos que se habían encargado de llevar su caso.

La nota iba firmada con un ''Nos veremos todos en el Infierno''.

miércoles, 2 de julio de 2014

Nuevo relato [Prólogo]

El atardecer teñía las nubes que aun perduraban en el cielo, de un tenue tono rojizo. La noche anterior aquel lugar había parecido una puerta hacia el infierno: la fiera tormenta había hecho retumbar los truenos de manera que pareciese que se acercaba todo un batallón procedente del Inframundo. El fuerte viento y la inmisericorde lluvia habían roto infinidad de ramas de los árboles, e incluso algunos de los troncos más viejos habían sucumbido finalmente, después de décadas y décadas observando aquel lugar. El campanario de la vieja ermita sin nombre se había derrumbado casi completamente, tirando por tierra su herrumbrosa campana. Los del pueblo habían mirado sobrecogidos a través de las frágiles ventanas de sus casas todo el espectáculo, temerosos de la furia de la naturaleza. Y, al ver la olvidada ermita en aquel estado, sus corazones se encogieron aun más en un puño de angustia. Todo el pueblo parecía contener el aliento.

Pero nada sucedió.

Los años transcurrieron y el pueblo aumentó considerablemente su tamaño. De dedicarse solamente a actividades del sector primario y a la artesanía, habían pasado a montar pequeños negocios que exportaban hacia otras áreas y que poco a poco seguían creciendo. Gracias al exuberante entorno natural que les rodeaba, muchas empresas dedicadas al turismo habían fijado aquel punto como un maravilloso lugar del cual exprimir todos sus recursos hasta convertirlos en dinero. La población del lugar era ahora predominantemente joven, emprendedora. La población anciana había descendido considerablemente, y los que aun podían contar aquella horrible noche en la que la naturaleza parecía querer arrancar sus casas para llegar hasta las entrañas de la tierra, apenas eran una docena. Y todos decían lo mismo. Se alegraban de que el pueblo prosperase, de que sus hijos y nietos saliesen a delante y consiguiesen una vida más cómoda que la que habían tenido ellos.


Pero que, ante todo, respetasen el bosque y los edificios antiguos del pueblo, y aquello incluía a la desmoronada ermita que se encontraba en un extraño claro del bosque, como si los árboles hubiesen decidido dejarle su espacio, y de la cual nadie recordaba su nombre ni a qué santo se veneraba allí. Parecía románica por lo que en su tiempo hubieron sido unos gruesos y fuertes muros, sus pequeñas y escasas ventanas y el arco de medio punto que poseía su única puerta. La destruida torrecita del campanario se encontraba en la parte posterior de la pequeña ermita, hacia el lado derecho. La vieja campana reposaba al lado de las desgastadas piedras que habían caído al suelo años y años atrás, como si nadie se hubiese atrevido a moverla de donde el azar la decidió colocar. Lo único que llamaba la atención de aquel lugar eran la cruz  que sobresalía del techo y dos gárgolas colocadas delante de la puerta, justo a unos tres metros de ella. La extraña cruz de metal que sobresalía por el techo, justo en medio de la construcción, como si apuntase hacia el cielo. Se decía que aquella cruz llegaba hasta el mismo suelo de la ermita, pero nadie podía asegurarlo; ninguno de los habitantes de aquel lugar había querido entrar allí. Las gárgolas representaban a dos extraños animales, ambos iguales y con la misma expresión de temor en sus extraños rostros, pero con gestos diferentes. Una de las gárgolas se llevaba las dos manos hacia la cabeza, tapándose ambos oídos, mostrando aquella escalofriante mueca de horror. La otra, quizás la que resultaba algo más llamativa, tenía las manos, atadas por gruesas cuerdas talladas en la tosca piedra, tapándole la boca, mostrando tan solo sus pétreos ojos abiertos de par en par. Nadie había tratado de dar nunca un significado a aquellas dos extrañas esculturas que guardaban la entrada del extraño edificio.

lunes, 30 de junio de 2014

Sobredosis de hipocresía.

Hipocresía. Palabras dulces, bonitas, brillantes, que actúan de maquillaje para ocultar el verdadero rostro, el cual suele ser una máscara de desdén e indiferencia hacia el otro. Palabras como envoltorios de colores, como los que llevan los caramelos, para cubrir los verdaderos pensamientos que se arremolinan tras el antifaz de la simpatía fingida. Sonrisas que, al darte la vuelta, se truecan en muecas de desprecio. ''Lo dije para quedar bien''.

Halagos disfrazados de amistad a cambio de favores. ''Sí, le queda fatal realmente. Pero si se lo digo se disgustará y no querrá acompañarme. Tendré que ir sola''. Sabes que nadie hará nada por ti; lo sabes tan bien de la misma manera que sabes que no moverás un dedo por nadie a cambio de nada. Entonces, ves a una persona de quien piensas que es fácil de manejar para que te haga el favor cuando lo necesites. Un toque del agridulce sabor de un falso amigo junto a unas gotas de vacíos halagos, mezclados con el esfuerzo de los músculos faciales para darle forma a una mezquina sonrisa. Una vez el susodicho ha cumplido su función, se le puede desechar fácilmente y sin perjuicio alguno. Para ti, claro está. Después de todo, eres lo único importante, ¿verdad?

¿A cuántas personas aprecias de verdad?

El temido compromiso del momento. ''Me lo encontré y no tuve más remedio que saludarle, ¡qué mal!''. ¿Por qué fingís? ''Ay, no, que no venga hacia aquí, no quiero que me vean con ella''. Ese miedo que se genera ante una situación desfavorable que, mágicamente, se acaba transformando en el saludo de un amigo de toda la vida, en abrazos, en exclamaciones de alegría que muestran un dramático asombro ante la cantidad de tiempo que hacía que no os veis. ''¡A ver si un día quedamos!'' sale de unos labios, mientras en el corazón se remueve un ''Ojalá que no se acuerde''.

Qué cruel lo pinto, diréis. Oh, no lo creáis, luego en la práctica parece distinto, y no os resulta tan difícil. El ser humano lleva la sangre fría y la indiferencia hacia los demás grabadas a fuego en las largas cadenas de ADN que moran el núcleo de nuestras células.

No digo que paréis. Seguid, seguid lanzando palabras vacías, como la cáscara que pudo haber contenido algún fruto pero que se ha acabado pudriendo. Seguid lanzando, con vuestros labios como cerbatanas, palabras como dardos envenenados.

Avisad si algún día encontráis una verdadera amistad, una que no se haya construido sobre las bases de la conveniencia. 


sábado, 17 de mayo de 2014

¡Ja!

Me hace gracia que haya personas que van denunciando la discriminación hacia los otros por redes sociales tales como Facebook, Twitter... y que luego sean esas mismas personas quienes van discriminando a otros fuera de la pantalla. ¿Hipocresía? ¿Dónde?

Un ejemplo que me ha causado especial gracia ha sido cuando han mencionado a los que suelen calificar como ''empollones'', personas que suelen sufrir discriminación en las primeras etapas de su vida, tales como el colegio o el instituto. Sí, me ha hecho gracia ya que la publicación decía que ''se burlan de ellos cuando habría que elogiarlos por su capacidad y por su dedicación''. Bueno, tal vez hubiera venido bien que esa persona pensara e hiciera esas cosas años antes... Porque, si no recuerdo mal, a las personas que éramos distintas por nuestro interés hacia la cultura, nuestra capacidad para el aprendizaje y, sobre todo, por unos gustos que desentonaban con el resto, nos tenían, ya no marginados, sino atrapados contra una esquina.

Me alegro de haber dejado atrás todo eso. Ahora tengo personas que sí me reconocen, incluso sienten curiosidad y a mí me gusta que pregunten sus dudas y sus curiosidades. Pero, por desgracia, sí sigue habiendo personas que, por ser diferentes en algo tan sobresaliente como querer aprender, sufren un desprecio que no se merecen

Por ahora me contentaré simplemente con expresar mi indignación de una forma pacífica, y me limitaré a pasar de esa publicación que ha sido el detonante de esta parrafada. No aceptaré esas palabras, por muy bonitas que suenen. El día en el que sean escritas por una persona que realmente lo sienta, las aceptaré y las compartiré. Aceptaré esas palabras el día en el que las manos que las escriban no sean las mismas que en antaño -y a saber si también ahora- han señalado a otros con desprecio.

viernes, 16 de mayo de 2014

''¿No es un consejo admirable?''

-En eso estoy conforme -dijo Andrés-. La voluntad, el deseo de vivir, es tan fuerte en el animal como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender, corresponde menos desear. Esto es lógico, y además se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en los individuos que aparecen al final de una evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre, cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano, vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una alucinación. Don Quijote, a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida. Don Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que los otros. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia entonces, el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que se necesita para la vida. ¿Se ríe usted?
- Sí, me río, porque eso que tú expones con palabras del día está dicho nada menos que en la Biblia.
- ¡Bah!
- Sí, en el Génesis. Tú habrás leído que en el centro del Paraíso había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso y, según algunos santos padres, daba la inmortalidad. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste. ¿Y tú sabes lo que le dijo Dios a Adán?
- No recuerdo, la verdad.
- Pues al tenerlo a Adán delante, le dijo: Puedes comer todos los frutos del jardín; pero cuidado con el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que tú comas ese fruto morirás de muerte. Y Dios, seguramente, añadió: Comed del árbol de la vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá. ¿No es un consejo admirable?

El árbol de la ciencia - Pío Baroja

Elisabeth Bathory

Elisabeth Bathory o Erzsébet Báthory, nacida en Hungría el 7 de agosto de 1560, pertenecía a una de las familias más pudientes de su país en aquella época. De hecho, su tío materno era Esteban Bathory, príncipe de Transilvania y rey polaco entre 1575 y 1586. Ha pasado a la historia por haber sido acusada y condenada de ser responsable de una serie de crímenes motivados por su obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de ''la Condesa Sangrienta''. Erzsébet tiene el récord Guinness de la mujer que más ha asesinado en la historia de la humanidad, con 630 muertes a sus espaldas.

Se casó con el conde Fernec de Hungría y subió al trono como condesa de Ecsed, lo que la puso en un rango social extremadamente alto y le otorgó una riqueza desmesurada. A Fernec le llamaban "el Caballero Negro" por las atrocidades que cometía con absoluta fiereza en batalla. Según la leyenda, un día en el que el conde no se hallaba en el castillo, pues estaba combatiendo, Erzsébet le dio un fuerte golpe a una de las doncellas que se encontraba con ella, la cual le estaba peinando el cabello. Al golpearla, comenzó a brotar sangre de la nariz de la joven. La sangre cayó sobre la mano de la condesa, la cual vio maravillada que el lugar manchado por la sangre había rejuvenecido. A partir de ahí, comenzaron todas sus atrocidades. Mataba doncellas y las desangraba, para luego utilizar su sangre para no envejecer, incluso recurriendo a atreverse a matar a algunas jóvenes pertenecientes a la nobleza. Su cómplice en estos asesinatos era su mayordomo. Finalmente, la acabaron descubriendo al hallar todos los cuerpos mal escondidos, enterrados en lugares insensatos. Condenaron a la condesa a permanecer hasta su muerte dentro de una mazmorra, a la cual se le sellaron la puerta y las ventanas, dejando solo un pequeño hueco para pasarle la comida. Así murió ''la Condesa Sangrienta'', tras años de encierro, pero aso sí, manteniendo su juventud.

Fue la que inspiró a las futuras leyendas de vampiros, pues, también como comentan algunos, en los últimos años de asesinatos, ya mordía directamente a sus víctimas en cualquier zona de su cuerpo. Ha sido protagonista de muchísimas novelas y ensayos, apareciendo incluso como vampiresa en ''Drácula, el no muerto'' (2009), la secuela oficial de ''Drácula'', adoptando el comportamiento sádico de su leyenda.