viernes, 2 de marzo de 2012

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Es una situación ridícula, absurda. Miras a los ojos de ese bufón, esos ojos horribles, saltones inhumanos... Su risa descontrolada te taladra los oídos, penetra en tu pecho, presionando tu corazón, tu alma... Su imagen te rodea... vas hacia un lado, y ahí está él; hacia otro, igual. Buscas una salida, angustiada... pero te persigue, te atormenta...

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